sábado, 2 de agosto de 2014

ArtiCulo: ¡VIVA SANTO DOMINGO!



¡Viva Santo Domingo!
El tablado de la musíca.

Es lo que decíamos, quienes ahora peinamos canas, cuando a las doce
del mediodía de un caluroso tres de agosto oíamos bandear las campanas y hacían explosión (cuando explotaban, porque algunos salían "falsos" y hacían ¡plufff....!) los “güetes” que tiraba el tío Carro, el alguacil de la Villa y Parroquia de Samper de Calanda.


Colección Majano.
No tardaría mucho, el tío Carro, en aparecer rondando las calles del pueblo, comandando a los “Mismos”, o sea, a la siempre inmaculada orquesta de Peñarroya de Tastavins, transformada ahora en charanga bullanguera.

Les llamábamos “los Mismos“, porque los mas jóvenes no habíamos conocido a otra y repetían siempre, año tras año. Era esta una orquesta con nombre raro de pueblo raro y que, entre ellos, hablaban un exótico dialecto que años más tarde me enteré que era parecido al catalán o, sobretodo, al Valenciano (no querría herir sensibilidades), pero que estaba radicado en las mismas entrañas de nuestro Bajo Aragón.

También tengo que decir que en los años más dinámicos de los cincuenta o sesenta del siglo pasado cuando todavía no se había dado la diáspora de la mayoría de la población samperina, además de los “Mismos”, que hacían de charanga y orquesta verbenera, teníamos, a más, dos orquestas “Topolino”; una en local tipo casino en los altos del "Bar París" (ahora Ramón) y otra de “pista moderna” en “Peguero”. Creo recordar que al menos la de la Placica verbenera con tres sesiones: vermut al medio día, vermut de tarde y sesión nocturna que, eso sí, la sesión
En la pista de Peguero
nocturna empezaba a las 23 horas, no como ahora que solo hay una y es matinal. Por cierto, actualmente con canciones y ritmos poco latinos o mediterráneos como eran los de mi época de niñez. Aunque ya, por aquel entonces, estaba triunfado el Dúo Dinámico y empezaba a destacar la música pop anglosajona y el roquerismo.

Por lo general, la gente recuerda con satisfacción las fiestas de su época de adolescencia. Pero si he de ser sincero, para mí, las Fiestas Mayores, sobre todo a partir de la decadencia del pueblo debido a la alta emigración, fueron bastante cutres. Me gustaba más la Semanasanta, más peculiar y original; incluso ahora que las Fiestas Mayores están muy
En el café de París
motivadas, las encuentro igual que en todos los sitios, sin personalidad. Prefiero las de Santa Quiteria, más intimas y familiares; con romería, semana cultural y feria agropecuaria. Reconozco que a la gente joven lo que le gustar es la “marcha” y mis objeciones les parecerán una “tontada“.

Por cierto, ya que se dedica a un santo y se valsea en su honor, quizás convenga recordar que el dicho Santo Domingo de Guzmán fundó la Orden de Predicadores, más conocida como “Dominicos”, con la excelsa finalidad de convertir herejes cataros o albigenses, que ahora tendría tajo si se aparecía por estos lares, pues cualquier peña o cuadrilla moderna es bastante más pecadora que aquellos pobres albigenses que, al fin y al cabo, hoy pasarían por gente piadosa, sobria y recatada. Pero así son los tiempos. También se le atribuye la creación o popularización del “Santo Rosario”.

Parece que Santo Domingo era paciente y utilizaba la santa persuasión aunque otros seguidores suyos no serian tan escrupulosos y tiraban enseguida del fajo leña y del chisquero.

De todas maneras hubo personajes relevantes en esta orden, además de su fundador, como los filósofos medievales Alberto Magno y Tomás de Aquino, o Vicente Ferrer, otro destacado predicador, este último, muy influyente en la Corona Aragonesa por su papel destacado en el “Compromiso de Caspe”; por su popularidad como convertidor de judíos y mahometanos al cristianismo por el Verbo y la Gracia que Dios le había dado que parece que los dejaba boquiabiertos, aprovechando el lance para echarles el agua bendita. San Vicente hablaba chapurriau como los de Peñarroya de Tastavis aunque me imagino que tendría el don de lenguas porque se entendía con todos y, además, influyó decididamente en darnos una dinastía castellana que fue decisiva para la unión de las dos coronas; la Castellana y la Aragonesa.

Los “Dominicos” han configurado parte de nuestra personalidad como pueblo, y los de la orquesta de Peña Roya de Tastavins también han influido, a mi generación por lo menos, cuando cantaban aquello de "olé, olé, te mueves mejor que las olas..., y llevas esencia en tu entraña, del aire de España ¿...?, María Dolores, etc...": .


Las fiestas eran un buen momento para hacerse una fotografía con los retrateros que venían. Hacían unas fotos de gran calidad. Aquí vemos, en lo años de 1930, a "Pichón" el blanquiador, Jaime, mi padre, y José Antonio Costán, dispuestos para ir al baile de la Sociedad.
¿A que están chulos? 


















¡Que le quiten el tapón al botellón, al botellón...!

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